Sabiduría 17-18, Apocalipsis 12-13 y Tehilim 41

Sabiduría 17

  1. Grandes son en verdad tus juicios e inenarrables, por donde almas ignorantes se vinieron a engañar.

  2. Imaginaban los impíos que podrían oprimir a una nación santa; y se encontraron prisioneros de tinieblas, en larga noche trabados, recluidos en sus casas, desterrados de la Providencia eterna.

  3. Creían que se mantendrían ocultos con sus secretos pecados bajo el oscuro velo del olvido; y se vieron dispersos, presa de terrible espanto, sobresaltados por apariciones.

  4. Pues ni el escondrijo que les protegía les libraba del miedo; que también allí resonaban ruidos escalofriantes y se aparecían espectros sombríos de lúgubre aspecto.

  5. No había fuego intenso capaz de alumbrarles, ni las brillantes llamas de las estrellas alcanzaban a esclarecer aquella odiosa noche.

  6. Tan sólo una llamarada, por sí misma encendida, se dejaba entrever sembrando el terror; pues en su espanto, al desaparecer la visión, imaginaban más horrible aún lo que acababan de ver.

  7. Los artificios de la magia resultaron ineficaces; con gran afrenta quedó refutado su pretendido saber,

  8. pues los que prometían expulsar miedos y sobresaltos de las almas enloquecidas, enloquecían ellos mismos con ridículos temores.

  9. Incluso cuando otro espanto no les atemorizara, sobresaltados por el paso de los bichos y el silbido de los reptiles,

  10. se morían de miedo, y rehusaban mirar aquel aire que de ninguna manera podían evitar.

  11. Cobarde es, en efecto, la maldad y ella a sí misma se condena; acosada por la conciencia imagina siempre lo peor;

  12. pues no es otra cosa el miedo sino el abandono del apoyo que presta la reflexión;

  13. y cuanto menos se cuenta con los recursos interiores, tanto mayor parece la desconocida causa que produce el tormento.

  14. Durante aquella noche verdaderamente inerte, surgida de las profundidades del inerte Hades, en un mismo sueño sepultados,

  15. al invadirles un miedo repentino e inesperado, se vieron, de un lado, perseguidos de espectrales apariciones y, de otro, paralizados por el abandono de su alma.

  16. De este modo, cualquiera que en tal situación cayera, quedaba encarcelado, encerrado en aquella prisión sin hierros;

  17. ya fuera labrador o pastor, o bien un obrero dedicado en la soledad a su trabajo, sorprendido, soportaba la ineludible necesidad,

  18. atados todos como estaban por una misma cadena de tinieblas. El silbido del viento, el melodioso canto de las aves en la enramada, el ruido regulado del agua que corría impetuosa,

  19. el horrísimo fragor de rocas que caían de las alturas, la invisible carrera de animales que saltando pasaban, el rugido de las fieras más salvajes, el eco que devolvían las oquedades de las montañas, todo les aterrorizaba y les dejaba paralizados.

  20. Estaba entonces el mundo entero iluminado de luz esplendorosa, y, sin traba alguna, se ocupaba en sus quehaceres;

  21. sólo sobre ellos se extendía pesada noche, imagen de las tinieblas que les esperaban recibir. Aunque ellos a sí mismos se eran más pesados que las tinieblas."

Sabiduría 18

  1. Entre tanto para tus santos había una grandísima luz. Los egipcios, que oían su voz aunque no distinguían su figura, les proclamaban dichosos por no haber padecido ellos también;

  2. les daban gracias porque agraviados no se vengaban y les pedían perdón por su conducta hostil.

  3. En vez de tinieblas, diste a los tuyos una columna de fuego, guía a través de rutas desconocidas, y sol inofensivo en su gloriosa emigración.

  4. Bien merecían verse de luz privados y prisioneros de tinieblas, los que en prisión tuvieron encerrados a aquellos hijos tuyos que habían de dar al mundo la luz incorruptible de la Ley.

  5. Por haber decretado matar a los niños de los santos, salvándose de los hijos expuestos uno tan sólo, les arrebataste en castigo la multitud de sus hijos y a ellos, a una, les hiciste perecer bajo la violencia de las aguas.

  6. Aquella noche fue previamente conocida por nuestros padres, para que se confortasen al reconocer firmes los juramentos en que creyeron.

  7. Tu pueblo esperaba a la vez la salvación de los justos y la destrucción de sus enemigos.

  8. Y, en efecto, con el castigo mismo de nuestros adversarios, nos colmaste de gloria llamándonos a ti.

  9. Los santos hijos de los buenos ofrecieron sacrificios en secreto y establecieron unánimes esta ley divina: que los santos correrían en común las mismas aventuras y riesgos; y, previamente, cantaron ya los himnos de los Padres.

  10. A estos cánticos respondía el discordante clamor de sus enemigos, se disfundían los lamentos de los que lloraban a sus hijos.

  11. Un mismo castigo alcanzaba al esclavo y al señor; el hombre del pueblo sufría la misma pena que el rey.

  12. Todos a la vez contaban con muertos innumerables abatidos por un mismo género de muerte. Los vivos no se bastaban a darles sepultura, como que, de un solo golpe, había caído la flor de su descendencia.

  13. Mantenidos en absoluta incredulidad por los artificios de la magia, acabaron por confesar, ante la muerte de sus primogénitos, que aquel pueblo era hijo de Elohim.

  14. Cuando un sosegado silencio todo lo envolvía y la noche se encontraba en la mitad de su carrera,

  15. tu Palabra omnipotente, cual implacable guerrero, saltó del cielo, desde el trono real, en medio de una tierra condenada al exterminio. Empuñando como afilada espada tu decreto irrevocable,

  16. se detuvo y sembró la muerte por doquier; y tocaba el cielo mientras pisaba la tierra.

  17. Entonces, de repente, sueños y horribles visiones les sobresaltaron, les sobrevinieron terrores imprevistos.

  18. Aquí y allá tendidos, ya moribundos, daban a conocer la causa de su muerte,

  19. pues los sueños que les habían pertubado, se lo habían indicado a tiempo para que no muriesen sin saber la razón de su desgracia.

  20. También a los justos les alcanzó la prueba de la muerte; una multitud de ellos pereció en el desierto. Pero no duró la Cólera mucho tiempo,

  21. que pronto un hombre irreprochable salió en su defensa. Con las armas de su propio ministerio, la oración y el incienso expiatorio, se enfrentó a la ira y dio fin a la plaga, mostrando con ello que era en verdad siervo tuyo.

  22. Y venció a la Cólera no con la fuerza de su cuerpo, ni con el poder de las armas, sino que sometió con su palabra al que traía el castigo recordándole los juramentos hechos a los Padres y las alianzas.

  23. Cuando ya los muertos, unos sobre otros, yacían hacinados, frenó, interponiéndose, el avance de la Cólera y le cerró el camino hacia los que todavía vivían.

  24. Llevaba en su vestido talar el mundo entero, grabados en cuatro hileras de piedras los nombres gloriosos de los Padres y tu majestad en la diadema de su cabeza.

  25. Ante esto, el Exterminador cedió y se atemorizó; pues era suficiente la sola experiencia de tu Cólera."

Apocalipsis 12

  1. Una gran señal apareció en el cielo: una Mujer, vestida del sol, con la luna bajo sus pies, y una corona de doce estrellas sobre su cabeza;

  2. está encinta, y grita con los dolores del parto y con el tormento de dar a luz.

  3. Y apareció otra señal en el cielo: un gran Dragón rojo, con siete cabezas y diez cuernos, y sobre sus cabezas siete diademas.

  4. Su cola arrastra la tercera parte de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. El Dragón se detuvo delante de la Mujer que iba a dar a luz, para devorar a su Hijo en cuanto lo diera a luz.

  5. La mujer dio a luz un Hijo varón, el que ha de regir a todas las naciones con cetro de hierro; y su hijo fue arrebatado hasta Elohim y hasta su trono.

  6. Y la mujer huyó al desierto, donde tiene un lugar preparado por Dios para ser allí alimentada 1.260 días.

  7. Entonces se entabló una batalla en el cielo: Miguel y sus Ángeles combatieron con el Dragón. También el Dragón y sus Ángeles combatieron,

  8. pero no prevalecieron y no hubo ya en el cielo lugar para ellos.

  9. Y fue arrojado el gran Dragón, la Serpiente antigua, el llamado Diablo y Satanás, el seductor del mundo entero; fue arrojado a la tierra y sus Ángeles fueron arrojados con él.

  10. Oí entonces una fuerte voz que decía en el cielo: «Ahora ya ha llegado la salvación, el poder y el reinado de nuestro Elohim y la potestad de su Mesias, porque ha sido arrojado el acusador de nuestros hermanos, el que los acusaba día y noche delante de nuestro Elohim.

  11. Ellos lo vencieron gracias a la sangre del Cordero y a la palabra de testimonio que dieron, porque despreciaron su vida ante la muerte.

  12. Por eso, regocijaos, cielos y los que en ellos habitáis. ¡Ay de la tierra y del mar! porque el Diablo ha bajado donde vosotros con gran furor, sabiendo que le queda poco tiempo.»

  13. Cuando el Dragón vio que había sido arrojado a la tierra, persiguió a la Mujer que había dado a luz al Hijo varón.

  14. Pero se le dieron a la Mujer las dos alas del águila grande para volar al desierto, a su lugar, lejos del Dragón, donde tiene que ser alimentada un tiempo y tiempos y medio tiempo.

  15. Entonces el Dragón vomitó de sus fauces como un río de agua, detrás de la Mujer, para arrastrarla con su corriente.

  16. Pero la tierra vino en auxilio de la Mujer: abrió la tierra su boca y tragó el río vomitado de las fauces del Dragón.

  17. Entonces despechado contra la Mujer, se fue a hacer la guerra al resto de sus hijos, los que guardan los mandamientos de Elohim y mantienen el testimonio de Yeshúa.

  18. Yo estaba en pie sobre la arena del mar.

Apocalipsis 13

  1. Y vi surgir del mar una Bestia que tenía diez cuernos y siete cabezas, y en sus cuernos diez diademas, y en sus cabezas títulos blasfemos.

  2. La Bestia que vi se parecía a un leopardo, con las patas como de oso, y las fauces como fauces de león: y el Dragón le dio su poder y su trono y gran poderío.

  3. Una de sus cabezas parecía herida de muerte, pero su llaga mortal se le curó; entonces la tierra entera siguió maravillada a la Bestia.

  4. Y se postraron ante el Dragón, porque había dado el poderío a la Bestia, y se postraron ante la Bestia diciendo: «¿Quién como la Bestia? ¿Y quién puede luchar contra ella?»

  5. Le fue dada una boca que profería grandezas y blasfemias, y se le dio poder de actuar durante 42 meses;

  6. y ella abrió su boca para blasfemar contra Elohim: para blasfemar de su nombre y de su morada y de los que moran en el cielo.

  7. Se le concedió hacer la guerra a los santos y vencerlos; se le concedió poderío sobre toda raza, pueblo, lengua y nación.

  8. Y la adorarán todos los habitantes de la tierra cuyo nombre no está inscrito, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero degollado.

  9. El que tenga oídos, oiga.

  10. «El que a la cárcel, a la cárcel ha de ir; el que ha de morir a espada, a espada ha de morir». Aquí se requiere la paciencia y la fe de los santos.

  11. Vi luego otra Bestia que surgía de la tierra y tenía dos cuernos como de cordero, pero hablaba como una serpiente.

  12. Ejerce todo el poder de la primera Bestia en servicio de ésta, haciendo que la tierra y sus habitantes adoren a la primera Bestia, cuya herida mortal había sido curada.

  13. Realiza grandes señales, hasta hacer bajar ante la gente fuego del cielo a la tierra;

  14. y seduce a los habitantes de la tierra con las señales que le ha sido concedido obrar al servicio de la Bestia, diciendo a los habitantes de la tierra que hagan una imagen en honor de la Bestia que, teniendo la herida de la espada, revivió.

  15. Se le concedió infundir el aliento a la imagen de la Bestia, de suerte que pudiera incluso hablar la imagen de la Bestia y hacer que fueran exterminados cuantos no adoraran la imagen de la Bestia.

  16. Y hace que todos, pequeños y grandes, ricos y pobres, libres y esclavos, se hagan una marca en la mano derecha o en la frente,

  17. y que nadie pueda comprar nada ni vender, sino el que lleve la marca con el nombre de la Bestia o con la cifra de su nombre. ¡

  18. Aquí está la sabiduría! Que el inteligente calcule la cifra de la Bestia; pues es la cifra de un hombre. Su cifra es 666.

Tehilim 41

  1. ¡Dichoso el que cuida del débil y del pobre! En día de desgracia le libera Yahveh;

  2. Yahveh le guarda, vida y dicha en la tierra le depara, y no le abandona a la saña de sus enemigos;

  3. le sostiene Yahveh en su lecho de dolor; tú rehaces entera la postración en que se sume.

  4. Yo he dicho: «Tenme piedad, Yahveh, sana mi alma, pues contra ti he pecado!»

  5. Mis enemigos hablan mal contra mí: «¿Cuándo se morirá y se perderá su nombre?»

  6. Si alguien viene a verme, habla de cosas fútiles, el corazón repleto de maldad, va a murmurar afuera.

  7. A una cuchichean contra mí todos los que me odian, me achacan la desgracia que me aqueja:

  8. «Cosa de infierno ha caído sobre él, ahora que se ha acostado, ya no ha de levantarse.»

  9. Hasta mi amigo íntimo en quien yo confiaba, el que mi pan comía, levanta contra mí su calcañar.

  10. Mas tú, Yahveh, tenme piedad, levántame y les daré su merecido;

  11. en esto sabré que tú eres mi amigo: si mi enemigo no lanza más su grito contra mí;

  12. y a mí me mantendrás en mi inocencia, y ante tu faz me admitirás por siempre.

  13. ¡Bendito sea Yahveh, Dios de Israel, desde siempre hasta siempre! ¡Amén! ¡Amén!"

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