¿Por qué empezar a escribir?

Empezar a escribir en un lugar como este es complejo. Eres nuevo, nadie te conoce y esperas generar un impacto en alguna medida. Nada más egocéntrico que eso. Revisé algunas entradas de otras personas que ya tienen una comunidad más o menos fuerte y un lugar establecido, con la intención de tomar ideas de su contenido y aplicarlas. ¡Vaya error! Ninguna se acomodaba a mi estilo y sentía que me estaba traicionando a mí mismo.

Fue entonces cuando me di cuenta que lo más importante en la actualidad es ser fiel a uno mismo. No importa si uno es nuevo o viejo en un lugar. Lo importante es empezar desde abajo y ser fiel a lo que uno es. Ahora, el problema es definir quién es uno. Ese es el problema fundamental de la identidad humana y es algo que muchas veces se toma como cliché en los diferentes medios de comunicación. Otras veces, se trivializa en los libros de “coaching” y “superación personal”, que son aberraciones con ideas tan profundas como un charco. El conocerse a sí mismo es una cuestión tan compleja y profunda que jamás se podrá responder de forma sencilla, sin quebrar algo por dentro y sin equivocarse en cierta medida, porque como decía Heráclito: “Uno nunca se baña dos veces en el mismo río”.

Conocerse a sí mismo es algo que requiere de esfuerzo y que va en contra de la manera en la que se vive actualmente

¿Qué es eso de conocerse a sí mismo?

Conocerse a sí mismo es un imperativo de la antigüedad. Ya estaba inscrita la frase “conócete a ti mismo” en el frontón del templo de Apolo en el santuario de Delfos. El acto de conocerse a sí mismo es una especie de mantra enigmático que nos nubla la vista en un principio, para darnos una claridad aún más profunda: el conocimiento es algo que nos sobrepasa a nosotros mismos. Podremos llegar a conocer algo, pero únicamente parcialmente, pues todo tiene cambios, devenires y constantes transformaciones. Ejemplos de ello son que nosotros no somos los mismos seres que habitamos las casas de nuestros padres en nuestra infancia y no somos los mismos luego de leer un libro. Tampoco la ciencia es algo que conozca totalmente; de hecho, lo que permite que la ciencia avance es la incompletitud de su conocimiento.

A veces puede ser aterrador el no llegar a conocerse, el no saber qué límites se tienen, qué cualidades y defectos (sí, usé la palabra defecto, que se considera políticamente incorrecta) están presentes en nuestras vidas como seres imperfectos. Pero para mí es fascinante la idea de jamás llegar a conocerse completamente, pues esto abre todo tipo de posibilidades y atrevimientos, en donde el “ser” no está castrado ni atado a una esencia inmutable que limita, coarta y quiebra todo. Sería terrible si nos llegáramos a conocer y limitáramos todo lo que somos a ese conocimiento completo de nosotros mismos. Grandes obras como las de Platón, Shakespeare, Cervantes, Borges, Lovecraft, Poe, Kafka, Rilke y muchos otros, jamás hubieran visto la luz si los seres humanos pudiéramos conocernos en nuestra totalidad.

Obviamente, debemos reflexionar sobre nosotros mismos. Debemos aprovechar el tiempo a solas en nuestras casas, el momento de desasosiego que queda luego de que terminamos un libro para reflexionar sobre nuestra propia existencia. Debemos utilizar el tiempo de ocio para analizarnos y recorrernos, pensarnos, una y otra vez, como individuos y como humanos. Debemos dejar las distracciones a un lado y evitar despilfarrar el tiempo que tenemos de vida, que es realmente muy corto. Luego de los treinta años todo se acelera y la vida se consume en un abrir y cerrar de ojos. Intentar conocerse a sí mismo en un mundo como en el que vivimos es una especie de acto revolucionario.

Conocerse a sí mismo implica salirse de sí mismo para intentar saberse en soledad y comunidad. Conocerse a sí mismo es un acto de reflexión complejo que requiere de valentía, atención y energía, que usualmente están disponibles únicamente para el entretenimiento que nos ofrece el mundo de Hypnos, el dios griego del sueño, que nos quiere adormecidos, tontos y dóciles para ser manipulables. Conocerse a sí mismo es un acto heroico que permite a los individuos acercarse un poco más a la libertad y construir la felicidad en términos de Aristóteles, en donde la gratificación tal vez llegue únicamente al momento de la muerte.

Fidelidad a uno mismo

Sólo se puede ser fiel a sí mismo si se sabe quién es.

En este punto, es donde cabe retomar el camino de lo que nombré al principio: la fidelidad a uno mismo. En mi caso, yo no podría ser fiel a mi persona si copiara o creara un contenido con el que no me siento identificado. Yo nunca he sido una persona que dice o escribe cosas en las que no cree; eso, para mí, está fuera de toda coherencia. Y es que, en el fondo, la fidelidad y la coherencia van juntas de la mano. No es posible que haya una fidelidad si no hay una coherencia entre lo que se dice, lo que se piensa y lo que se hace. Lastimosamente, la traición a uno mismo es algo que está de moda y cuando uno tiene unos principios claros e innegociables, se ponen etiquetas políticamente incorrectas. En mi comunidad, las etiquetas más comunes son la de radical, fascista y machista. Eso a mí no me molesta en lo absoluto.

Si me ponen una etiqueta por defender y actuar conforme a lo que pienso y expreso, por mí está bien, es una etiqueta que merezco. No obstante, hay algo que esas personas que suelen considerarse moralmente superiores no tienen muy claro, y es que las etiquetas son temporales. Las etiquetas cambian con el clima político y con las nuevas ideas que una comunidad va adoptando. Yo tengo claros mis principios y la defensa de las ciencias humanas como algo que rescata a los hombres de su propio nihilismo y miseria sin sentido. Yo defiendo la creencia en un Dios cristiano, porque toda la sociedad occidental, gústenos o no, tiene una herencia cristiana en su conducta que están intentando destruir. Yo sé que la sociedad occidental está en crisis y no me da miedo eso, porque a fin de cuentas soy una persona que es una mezcla de diferentes partes del mundo y si mis antepasados pudieron sobrevivir, yo lo podré hacer.

Para concluir, yo podría escribir sobre criptomonedas, Bitcoin y los mercados alcistas y bajistas con sus diferentes ciclos (desde el año 2019 he estado en medio). Podría hablar de las tecnologías NFT, de las nuevas tendencias que se manifiestan en la red TON y diferentes proyectos emergentes como Grass. Me sería sencillo hablar de mis experiencias pasadas con diferentes juegos NFT que han caído en el olvido popular como “Plants vs. Undead”, “Crypto-Zombies”, “Wanaka” o “Block Monsters”. También podría hablar de ingeniería de datos o ciberseguridad, pero no estaría siendo fiel a mi preocupación actual: la defensa de la utilidad de lo inútil para el capital.

Mi llamado es ese. Mi espada y mi escudo están disponibles para la defensa de lo que soy (o creo ser) y de aquello que para mí es valioso: la filosofía, el arte, la literatura, la psicología, la historia y las ciencias humanas en general. Este espacio es para mí una trinchera, en donde puedo decir lo que pienso sin ser censurado, a diferencia del país del tercer mundo al que pertenezco. Tal vez no muchas personas me lean y no muchas lleguen hasta este punto, pero si al menos una o dos personas pueden llegar a tomarse en serio el conocerse a sí mismos como una contracultura, en donde las ciencias humanas, con su inutilidad, cultiven su curiosidad y, en consecuencia, su espíritu, junto con unos principios cristianos que sustenten una identidad real, estaré convencido de que encontré el lugar indicado.

Al final de toda esta reflexión, puedo decir que deseo escribir en un lugar nuevo como este porque no me conozco a mí mismo ni a la comunidad, pero es un ejercicio profundo que realizo a diario, apoyándome de todo aquello que carece de un precio, pero que tiene gran valor en términos de Kant. Veo gran potencial en estos espacios descentralizados y sin censura, que permiten la expresión de una manera más bella. Y si pudiera resumir en pocas palabras lo que he escrito aquí, tendría que citar uno de mis poemas favoritos, que dice así:

“Una mirada desde la alcantarilla

puede ser una visión del mundo,

la rebelión consiste en mirar una rosa

hasta pulverizarse los ojos.”

Alejandra Pizarnik, Árbol de Diana

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发布时间:2024-11-11 21:15:56